Epílogo
Como filósofo, filántropo, autor, artista, educador y administrador, L. Ronald Hubbard prestó ayuda de muchas maneras. A su vez, literalmente millones de personas de todo el mundo lo consideran el amigo más preciado de la humanidad: las personas que ahora pueden leer y escribir, las que ahora están libres de drogas, las que han utilizado su obra para recuperar su propio honor y respeto, aquellas que disfrutan de una nueva prosperidad, fortaleza moral y de la alegría incomparable de la creación artística.
En la actualidad, lo que el Sr. Hubbard aportó en nombre de la libertad espiritual se encuentra reunido en las más de setenta y cinco millones de palabras de sus conferencias grabadas, libros y otros escritos que comprenden la totalidad de Dianetics y Scientology. Si este perfil no ha hecho más que abordar brevemente estos temas, él se ha asegurado, sin embargo, de que estén disponibles para todo aquel que quiera beneficiarse de ellos. Ciertamente, esta ruta hacia la libertad eterna requiere un cierto grado de compromiso, y determinación. Pero él nunca esperó que uno la recorriera ciegamente o sin inspección. Más bien, y simplemente:
“Esta es la senda de saber cómo saber. Recórrela y verás”.